viernes, 26 de octubre de 2007

Canción de Cuna para Comunistas

En Metatextos publicaron la siguiente historia, habla de mi padre y de mi relación con él, particularmente en lo referente al hábito de la lectura. Para este ejercicio solamente podía usar 300 palabras, pero podría escribir libros completos sobre su extraordinaria personalidad.



"Recuerdo tu voz, cálida, cantando canciones de cuna, contándonos cuentos de hadas, historias del libro de la selva o fábulas. Tu voz serena. Aprendimos a leer prematuramente, para revivir esas historias en tú ausencia.
Me diste a Dumas, Verne, Homero, Doyle, aun niño ya leía a Suetonio, Cervantes y Víctor Hugo. Pocos juegos de video, pero contaba con que al acompañarte a la librería, siempre saldría con un regalo.
Siempre la pregunta casual, ¿qué estas leyendo?, y la discusión sobre un libro, que para mi sorpresa tú ya habías leído. Cuba en mano, cuando se ameritaba, te divertías mientras yo elucubraba, interesándote cuando daba en el clavo. Y cuando avergonzado confesaba que no leía nada, siempre una alegre arenga, un estallido de júbilo, “¡excelente!, te voy a prestar algo magnífico...”
Todo te interesaba, las obras completas de Lenin, Marx y Mao, las alternabas con San Agustín y Giovanni Papini. Despreciabas a los políticos “solamente quien ha sido mordido por la serpiente de la miseria comprende a los pobres”.
Decidimos no llorar, no despedirte entre lágrimas, mejor entre alcohol y putas, brindando por ti. Dijo mi hermano: “parece que hablamos de una leyenda, de un hombre imposible”. Te hubieras reído al vernos allí. Te hubiera gustado estar allí. Estabas allí.
“Su destino les pertenece”, nos decías, “porque son descendientes de ladrones, asesinos, piratas y traidores”, siempre detestaste a quienes se jactaban de rancios abolengos para ocultar novísimas imbecilidades.
Mi santo marxista, te lloro ahora, por egoísmo, porque quisiera tenerte aquí, porque lo más importante que aprendí con mis lecturas me lo enseñaste tú, al analizarlas conmigo. Nos enseñaste a comprender con inteligencia y piedad el mundo.
Cuéntame un cuento, cántame una canción ahora, antes de que olvide el sonido de tu voz. Antes de que se enrosque esta serpiente en mi corazón".

martes, 16 de octubre de 2007

El Divino LI PO

El más grande poeta chino, un contemporáneo suyo lo llamó "Un Inmortal exiliado en la tierra". Nació, dicen que en el año 701 y me da la impresión de que era un gran cabrón.

Viajó durante gran parte de su juventud, aparentemente auspiciado por papi que era un comerciante de buena situación económica. Estudió con varios maestros taoístas y se convirtió, a su vez, en maestro en el arte de la espada. Estuvo condenado a muerte y varias veces bajo arresto por pinche revoltoso mala copa. Fundó un estilo de Kung-Fu que nombró como "Los ocho inmortales borrachos", muy difícil de ejecutar y que demanda gran capacidad física, se basa en engañar al oponente con movimientos estrafalarios, titubeando, con acciones desconcertantes y sin continuidad lógica (para muestra véanse películas viejas de Jackie Chan y un capitulo de Dragón Ball en que el maestro Rochild le mete sus putazos a Goku mediante esta técnica del Drunken Master). Este estilo causó sensación y Li Po fue presentado en la corte, donde se le trató como a un chingón y poeta al servicio del emperador, desgraciadamente su tendencia al desmadre lo hizo blanco fácil de los cotilleos de la corte y sus enemigos difundieron el chisme de que estaba implicado en una revuelta contra el emperador. Lo anterior a éste no le hizo ninguna puta gracia y lo mandó desterrar a casa de la chingada. Yo creo que en el fondo le tenía ley a LI Po, seguramente hasta habían chupado juntos o éste le compuso poemas para ayudarlo a fajarse a alguna vieja de la corte, porque finalmente parece que no creyó la calumnia y la sentencia nunca se ejecutó; pero LI PO, ya siscado, decidió terminar sus días vagando por China.

Era un gran bebedor y tragón. Cuenta la anécdota que en una ocasión, un gato del emperador lo fue a buscar a las montañas para pedirle que se fuera en chinga a la corte. Encontró a Li Po en una pedería, ligeramente hasta la madre y por toda contestación mandó decir: "Dígale a su majestad que su servidor es un dios del vino".

La leyenda dice que murió ahogado en el río Yangzi, una noche de borrachera en que andaba hasta el hocico, cayendo de un bote al intentar abrazar el reflejo de la luna en el agua. En China no se le considera un hombre, sino un inmortal.

El siguiente poema es el que me acercó a LI PO y me alejó de mis amigos, cuando ya en la mala copa lo recito a grito pelado a las viejas que tengan la fortuna de cruzarse en mi zigzagueante camino.


BEBIENDO SOLO A LA LUZ DE LA LUNA

En un jardín de flores, libo sólo ante un jarro de vino.
Levantando mi copa, convido a la Luna,
con mi sombra, ahora somos tres amigos.

Mas la Luna nada sabe de bebidas
y mi sombra se limita a imitarme,
pero así y todo, Luna y sombra son mi compañía.

La primavera es propicia para el goce.
Canto y la Luna prolonga su presencia,
bailo y mi sombra se contorciona.

Mientras estoy sobrio, somos alegres juntos,
borracho, cada uno marcha por su lado,
jurando encontrarnos en el Río de Plata del paraíso.

lunes, 15 de octubre de 2007

Meditando en la Colmena

Me esta llevando la chingada, sentado en mi lugar de la colmena, no encuentro energía para comenzar a hacer lo que se supone me pagan por hacer. Ultimamente me cuesta mucho trabajo levantarme, presentarme a trabajar es ya un gran logro. En mi tiempo libre ya solamente duermo, cada vez es más difícil encontrar ánimo para leer, no se diga escribir y menos comenzar esa tesis que se supone debería haber terminado desde hace meses. Enciendo la televisión y paso horas cambiando de canal a una velocidad vertiginosa con la ilusión de encontrar algo decente que ver, termino hipnotizado y durmiéndome nuevamente. Bebo, pero solamente cuando vienen por mí y hay un plan exageradamente bueno, ya ni siquiera encuentro la energía para beber sólo en mi casa escuchando música, en mi último inventario encontré un six pack y media botella de Whiskey que no había tocado en semanas. ¿Depresión?, eso es para maricas, yo solía ser muy alegre, nunca sonaba ocupado para la peda ni el desmadre, ni siquiera en los días más oscuros del alma. Lo que tengo es hartazgo, hastió de todo, mortalmente aburrido languidesco en espera de la muerte. Hablar, tratar de razonar o fingir un poco de interés en las personas que me rodean me cuesta cada vez más trabajo, me temo que un día ya no me quede la mascara de cortesía que me pongo en las mañanas, que me resulte insoportable el dolor de la mandíbula por tantas sonrisas fingidas que debo adoptar diariamente (las últimas parece que me salen como muecas de payaso neurótico porque se nota el impacto tétrico que tienen en mis interlocutores). No odio a la gente (no a toda al menos), simplemente no soporto su presencia, y me es imposible interesarme en ellos. El "buenos días" de trámite cada vez me sale peor y se va pareciendo a un "chinga tú madre", pero con otras letras. ¿Soy un egoísta que quiere que todo el mundo gire en torno a mi mierda en lugar de la de otros?, ¡mirenme!, ¡mirenme!, ¡ocupense de mi!. Seguramente, pero al menos no en un grado mayor que el común de la gente, más bien siempre me ha gustado el anonimato, la tranquilidad de no sentir lazos con nadie y poder mandar todo a la mierda y darme la vuelta para desaparecer, sin llamadas, ni visitas a mi casa, ni cartas de despedida, ni reproches, me involucro con lo que quiero, desde luego elijo siempre las causas perdidas, las dolorosas. De cualquier forma, temo que se aproxima el día en que la gente me vea al rostro y se espante, descubra que algo esta mal en mi, que ya no me reconozcan como a un semejante y que enciendan sus antorchas para perseguirme y matar al monstruo. ¿En que castillo me guareceré?, ¿quien se reconocerá como mi creador y me dará asilo para defenderme de la turba enardecida?, ¿tú dios?. No me hagan reír.

viernes, 12 de octubre de 2007

Delirium Tremens

Soy nuevo en esto de los Blogs, de hecho en todo esto del internet, me gusta leer y trato de aprender a escribir, encontré un taller que se llama Metatextos e inicié este blog para participar allì, envié el siguiente texto para participar en el cuarto ejercicio, lamentablemente debí de hacer algo mal porque no fue publicado, seguramente atribuible a mi torpeza con estas malditas màquinas, es una lastima, de cualquier forma lo publico aquí, para dejar constancia de su existencia:

Delirium Tremens

Chilaquiles podridos y crema rancia, únicos inquilinos del refrigerador; lo supe hace días al tratar, ilusamente, de comer en esta pocilga. Mi cerebro, inerme ante el hambre, hizo la absurda deducción de que el tiempo podía haber mutado espontáneamente esos despojos en manjares. Tenía razón, devoro las tortillas frías, aún no totalmente invadidas de moho, tragadas con lágrimas que caen por la cárcava formada bajo mis ojos por el llanto de la rabia.

Meditabundo, me sorprende el último recuerdo de mi padre, “volverás, rogándome”. ¡Jamás!, grite, largándome de esa casa de odios y miseria. ¡Por fin, libre y poderoso!, con el destino como herencia, arrancaría a la vida éxitos a placer, el mundo era una confitería para mi exclusivo deleite.

No necesitabas ser un adelantado en el arte de la quiromancia, para conocer mi futuro de desengaños y fracasos; el único que lo ignoraba era yo. “Eres fácil de emborucar”, palabrita con que mi adorable abuela me decía pendejo. Con los descalabros dudé de mi talento; ahora sé que no tengo ninguno. Eso no impedía a los poderosos señoritos acceder a becas. Una y otra vez, pasaron por encima de mis méritos esos bastardos afeminados.

Borracho y hambriento. Es sencillo encontrar invitaciones para beber, pero imposible mendigar pan, sin sentir el bofetón de la vergüenza. Mi lucidez sale de escena con afectada caravana al público de la última función del delirium tremens. Una libélula violeta revolotea entre lánguidas luces, con su sonrisa pletórica de colmillos. Tirado, sujeto la botella de ron, productor del milagro de la alucinación tenaz, mi única compañera.

El minutero avanza, y aquí, la nada devora la existencia de un poeta, espejo de un fantasma que pretendía atacar con polvo de hadas, las estúpidas conciencias de los monstruos sin alma, que se llaman a sí mismos “gente decente”.