La Memoria de los Lobos

Pasé los últimos diez días festejando. Me perdí en los bordes de la razón y el pensamiento, pero se me concedió volver como dijo el poeta.

Aunque festejar es un decir, habrá quien opine que más bien fue una especie de suicidio fallido, pero eso solamente si no me conoce bien, ni a mis ansias por vivir.

Me extrañaron mis conocidos, también en la oficina y en los bares de costumbre. Para frenar me recluí, andaba un poco paranoico, cada vez que escuchaba sonar una sirena en la calle pensaba que venían por mi, trataba de recordar que había hecho los últimos días, de revisar si mi ropa tenia manchas de sangre, si traía cicatrices visibles o si entre mis cosas no había alguna reliquia robada o algo peor, pero parece que todo salió bien. Fuera de que perdí mi telefono celular y me gasté un monton de dinero en placeres profanos.

Lo que recuerdo son como imágenes borrosas vistas mientras se monta en un tiovivo, rostros extraños, bebidas, mujeres, risas, herejías y todo tipo de actividades pecaminosas dignas de los festejos de cualquier libertino decadente que se respete.

Todavía no estoy recuperado al 100%, pero creo que ya casi soy el mismo de antes, ya casi puedo pensar derecho. Así deben sentirse los hombres lobo después de la luna llena.

En mi ausencia ocurrieron cosas raras, me encuentro con noticias extravagantes en la oficina, en mi domesticidad y en mis bares, pareciera que me hubiera largado un año completo.

Por eso no consumo drogas pesadas, si así soy con solamente alcohol, ya me imagino. Ahora a seguir con la vida, a ver si por fin entiendo cual es el sentido de este juego, a ver si ahora si puedo vivir esta pendejada en serio.